(Esta investigación se la realizo en dos Instituciones educativas una de ellas es fiscal y la otra particular, de las cuales omitiré sus nombres)
En
el Instituto Tecnológico Fiscal, desde hace algunos años atrás se
percibe un incremento notable de relaciones inadecuadas y faltas de respeto,
las mismas que se expresan a través de: bromas ofensivas, vocabulario agresivo,
imágenes de poder, entre otras. Todas encubiertas en una mampara de seudo
juego, en el cual las personas agredidas no encuentran otra alternativa que
confirmar que son parte de ese juego de violencia. Estos actos de violencia han
entrado en una convención de normalización cotidiana y resulta “habitual”
observar juegos violentos en diferentes espacios de la Institución, así
como en varios momentos de la jornada educativa, como por ejemplo: en el cambio
de hora, en la salida del colegio, en el recreo, incluso dentro de la misma
hora de clase.
Esta
realidad aparentemente se da solamente entre estudiantes, más necesario señalar que, estos comportamientos se
han intensificado al interno del aula, así como en la relación con los y las
docentes de la Institución.
En
este escenario, el ambiente de aprendizaje se tensiona y por ende, el manejo de
la disciplina se torna muy agotador, lo que provoca (por necesidad de control)
una intensificación del proceso de imposición disciplinaria, acompañada de
controles más rígidos y el consecuente enfriamiento de las relaciones; como es
lógico, esta situación alienta el rechazo de los jóvenes, quienes argumentan
que es una situación de inflexibilidad y exigen comprensión por parte de los
profesores y autoridades, consolidándose las condiciones para la victimización
de los adolescentes.
Del
análisis previo que se realizó sobre el tema, se puede inferir que:
· En
relación a la percepción de los niveles de violencia escolar entre pares, los
grupos que manifiestan mayor nivel de actitudes violentas hacia ellos, son los
estudiantes de 8°EGB así como los de 1°BGU.
· En
relación a la confianza en las autoridades y docentes, como agentes de
protección, la mitad de los estudiantes consultados, creen aún en la acción de
estos actores en la prevención de la violencia y resolución de conflictos.
· En
cuanto a los puntos de conflictividad en las áreas internas y externas de la
Institución, los estudiantes definen con claridad espacios con escaso control,
a los que podemos determinarlos como vulnerables o de riesgo y en los que es
necesario implementar estrategias de prevención con el fin de atenuar las relaciones
violentas entre estudiantes o hacia los estudiantes.
El
manejo de la disciplina y las relaciones entre los y las estudiantes actualmente
es una de las principales preocupaciones de las instituciones educativas, y las
vías de solución, exigen un cambio radical del enfoque tradicional sobre la
disciplina y la participación de los estudiantes en la reflexión de sus
dificultades y del acto educativo en general. A esta realidad se suma el
intenso proceso de cambios hormonales y psicológicos propio de la adolescencia;
evento que al ser mal abordado, puede incrementar el conflicto interno propio
de su estadio de desarrollo.
El
análisis sistémico de las relaciones señala que estos procesos son
fundamentales para la consolidación de la personalidad. David Myers (2005) cuando
escribe sobre el desarrollo social, cita a Erikson y señala que “cada etapa de la vida se caracteriza por su propia
tarea psicosocial, una crisis que necesita resolución. Los niños pequeños se
debaten entre los temas de confianza, luego autonomía (independencia), luego
iniciativa” (p.166). Es a través de
estos procesos críticos que los adolescentes van definiendo su rol en los
diferentes ámbitos sociales que, finalmente terminan resolviéndose mediante la
formación de una autodefinición que se llama identidad. Y es justamente en este
punto donde la participación es la herramienta que permite generar los
ambientes propicios en los que los adolescentes pueden practicar este
entrenamiento de roles, que ayudarán a la consolidación de su acción en su
entorno social con características de respeto, solidaridad, autonomía, todos
elementos fundamentales para la prevención de violencia.
Por
otra parte, es necesario aclarar que la violencia no es innata en el ser humano;
por el contrario, es un producto de las interrelaciones y el aprendizaje. Las
investigaciones realizadas por científicos e investigadores como: José
Sanmartín, Luis Rojas Marcos y Luis Moya Albiol, concluyen que la violencia es
un proceso de aprendizaje instaurado en la sociedad, la misma que defiende
ideas, pre-conceptos, y formas de comportamiento social que pretenden
justificarla.
Si
profundizamos el tema a través del análisis macro de la estructuración del
poder y el uso de la violencia, encontramos que este no es casual ni surgió
espontáneamente; por el contrario, se trata de un sistema muy bien estructurado
y enmarcado en objetivos geopolíticos que a lo largo de la historia de la
humanidad se han denunciado y evidenciado. Muestra de ello son las imposiciones
económicas, políticas y militares, que el poder mundial y transnacional impone,
encubiertas de asistencia, cooperación y tratados, implementados por
instituciones como el BM, FMI, CIA, etc.
Éste
escenario de violencia institucionalizada desde el poder, salta a la vista a
través de las crisis económicas que sumen en la pobreza y desesperación a
grandes sectores del planeta, incrementando relaciones sociales excluyentes y
deshumanizantes, donde los niños/as, mujeres, ancianos/as y pueblos originarios,
etc. son las víctimas directas que engrosan las listas de lo que el imperio
denomina como “daños colaterales”.
El
término comenzó siendo un eufemismo acuñado por el ejército de los Estados
Unidos durante la Guerra de Vietnam, y puede referirse a fuego amigo o
destrucción de civiles y sus propiedades…daño no intencional o daño accidental
que afecta construcciones, equipos o personal, y que ocurre como resultado de
acciones militares dirigidas contra blancos enemigos como ser equipamiento o
tropas. Este tipo de daño puede afectar a fuerzas amigas, neutrales o aún
enemigas
Luis
Rojas Marcos (1995) señala que, la agresividad no es consustancial al ser
humano, esta se aprende, se cultiva y desarrolla durante la infancia, y es el
producto de un largo proceso que evoluciona mediado por la estructura social y
cultural. Pero así como se genera en el ámbito de lo social, es dentro del
mismo sistema que se debe producir el cambio.
Este es el reto que la humanidad debe asumir, y la educación es el
escenario estratégico, en el que se deben desplegar los esfuerzos necesarios
para erradicar la violencia, haciendo uso de la ciencia, la tecnología, las
artes y sobre todo la voluntad política para implementar proyectos que
promuevan la convivencia pacífica y la cultura de paz.
Por
ésta razón, es prioritario emprender en el diseño de proyectos que contribuyan
en el fortalecimiento de la participación crítica, reflexiva y creativa de
nuestros niños/as y jóvenes, cimentando el camino hacia la construcción de un
nuevo ser humano y por ende un nuevo mundo.
Las
relaciones inadecuadas y violentas han puesto en un profundo dilema a toda la
sociedad y en especial a la comunidad educativa; la misma que se ve obligada a
elaborar de manera emergente proyectos de intervención y prevención de la
violencia, en función de preservar el desarrollo intelectual, emocional, social
de sus estudiantes. Proceso que se debe desarrollar en un contexto auto
crítico, participativo y profundamente humano. Que apunte a la producción de
cambios en los hábitos de relación y las formas de convivencia, valiéndose de
herramientas como: el análisis teórico, la reflexión y la experiencia práctica.
Para
el efecto es fundamental evidenciar y transparentar el nivel de afectación que
produce la violencia escolar en el desarrollo integral de los y las
estudiantes, y porque no decirlo de toda la institución educativa. Si bien el
nivel de violencia puede ser bajo en la generalidad, resulta intenso en la
particularidad y siempre generará afectaciones en el desarrollo de la
habilidades, destrezas y en la vida emocional de los/las estudiantes agredidos.
Otro aspecto importante es el impacto que
genera en las familias de los niños y niñas agredidos y la necesidad de
implementar estrategias de participación de la familia en la construcción de
sistemas de protección que beneficien a sus hijos, procesos que además debe fomentar
el fortalecimiento del núcleo familiar, como primer nivel de prevención,
también llamada prevención inespecífica. Para que estas propuestas funcionen
verdaderamente, es necesario forjar un proceso de diálogo y construcción de
acuerdos entre la familia y la institución educativa, que converja en una alianza estratégica que potencien la
activación social.
Descripción
socio-geográfica de la institución educativa
El Instituto Tecnológico Fiscal, es una Institución Educativa fiscal, ubicada en el Cantón Quito, Ecuador.
La parroquia en la que está
ubicado el Colegio es considerada como clase media típica, pero dentro de su
área de influencia se encuentran barrios considerados de riesgo, enmarcados
como clase media baja y baja. Sectores que tradicionalmente han sido
considerados como peligrosos o conflictivos.
Prognosis:
visión a futuro si no se interviene en el problema
El incremento de relaciones conflictivas al interno de la Institución Educativa, así como en la sociedad en general, marcan un escenario difícil y de intervención inmediata en la perspectiva de implementar proyectos que permitan realizar un proceso de prevención ampliado en los estudiantes de la Institución en vinculación con padres de familia y la comunidad en general. Esta vinculación debe ser entendida como las relaciones con actores claves del sector como son: bomberos, policía, centros de salud, comisarias, otros colegios y escuelas, empresas, entre otras. Con el fin de consolidar una acción benéfica que redundará en bienestar para la comunidad. Si las instituciones educativas no atienden las preocupaciones y necesidades de su comunidad, éstas terminarán transformándose en una fuerte debilidad para el desarrollo institucional.
a)
¿El ordenamiento interno de la
institución, está acorde con la normativa nacional en función de procurar el
"goce y ejercicio de los derechos, deberes y responsabilidades de los
niños, niñas y adolescentes (Art.1)" consagrados en el Código de la Niñez
y Adolescencia?
b)
¿La institución educativa ha
estructurado un sistema interno de procedimientos, para identificas áreas
vulnerables y prevenir actos de disrupción y violencia escolar?
c) ¿La planta docente está capacitada para mediar con eficacia, eficiencia y calidez, las relaciones inadecuadas que se generan entre los estudiantes y de ellos con los docentes?
d) ¿El sistema educativo, ha diseñado he implementado estrategias académicas, formativas y recreativas que fortalezcan la participación dinámica de los miembros de la comunidad educativa en la resolución pacífica de conflictos?
e) ¿La mediación, fomenta el diálogo, el encuentro, el vínculo y la resolución pacífica de conflictos?
f) ¿El desarrollo integral de los y las estudiantes está siendo afectada por los nivel de violencia en la relaciones entre estudiantes?
g) ¿La participación permite la construcción de espacios democráticos que permitan consolidad la cultura de paz entre estudiantes y docentes?
h) ¿El sistema educativo, ha estimulado la toma de conciencia crítica, clara y profunda del valor del ser humano como elemento fundamental de la convivencia?
a) Caracterizar la incidencia de la violencia escolar en el desarrollo integral de los y las estudiantes del colegio 2014-2015
b) Diseñar una propuesta metodológica de prevención, basada en la participación de los actores del sistema educativo
a) Analizar los instrumentos y procesos de ordenamiento interno (Código de convivencia), utilizando el análisis sistémico para evidenciar su interacción en las diferentes áreas de la institución.
b) Identificar las limitaciones operativas y de procedimientos que tiene la institución educativa para prevenir e intervenir en los actos disruptivos y violentos en la institución.
c) Examinar las variaciones disciplinarias y participativas de los y las estudiantes relacionados directa o indirectamente con hechos de violencia.
d) Diseñar un sistema interno de procedimientos basado en la participación dinámica de los miembros de la comunidad educativa, que permita prevenir y abordar con eficacia, eficiencia y efectividad los actos de disrupción.
e) Proponer estrategias didácticas que fortalezcan el vínculo entre la norma, el proceso académico y la dinámica de la enseñanza aprendizaje, en función de construir el sentido de comunidad y la cultura de paz