Sobre
el fenómeno de la violencia y en especial la violencia en el ámbito educativo se
ha escrito bastante en las últimas décadas, enfocando su análisis inicialmente
a la relación causa–efecto y en segunda instancia a la generación de alternativas
y la construcción de propuestas que permitan mitigar los efectos nocivos de la
misma en el desarrollo integra de los y las niños, niñas y jóvenes. Más, la
carencia de datos e información científica, sistemática, de calidad y extraída
de la realidad ecuatoriana, mantenía a este fenómeno en el ámbito de la especulación,
limitando la posibilidad de actuar con precisión y efectividad sobre el tema. Gracias
a la Encuesta Nacional de la Niñez y la Adolescencia (2010) se obtiene información estadística de carácter general de la
situación de la niñez y adolescencia en varios aspectos y entre ellos la
violencia entre pares.
Otra
investigación importante sobre el tema es la realizada por Román & Murillo (2011) en la cual relaciona la violencia escolar con el
desempeño escolar y concluyen que:
Los
estudiantes de primaria que han sido víctimas de violencia en la escuela
presentan desempeños significativamente inferiores en lectura y matemáticas que
quienes no lo han sido. Asimismo, es posible sostener que los alumnos de cursos
donde la violencia física o verbal está más presente registran desempeños
inferiores con respecto a los alumnos de aulas menos violentas. En consecuencia,
se puede sostener que ser víctima de bullying afecta negativamente al
rendimiento de los estudiantes latinoamericanos de primaria. (p. 51)
Dentro
de la lógica del análisis sistémico es fundamental poner en el tapete de la
reflexión el valor, la trascendencia y efectividad de conceptos como: disciplina,
convivencia, conflicto, agresividad, participación, entre otros, que son
necesarios contextualizarlos para la construcción de una normativa consensuada
que permita regular y mediar, inicialmente los conflictos de relación entre
pares, fase primera del proceso preventivo de la violencia.
Como
se puede apreciar, las relaciones violentas, excluyentes y agresivas en el
sistema escolar, son una dura realidad que las Instituciones Educativas asi
como para el Sistema Nacional de Educación y la Administración Pública, deben
afrontar de manera urgente, ya que las implicaciones sociales, académicas,
psicológicas y legales que se ven obligados a enfrentar, producto de los
reclamos realizados por padres de familia, que exigen la implementación de acciones
de prevención y protección a favor de sus estudiantes.
En
este escenario surge la reflexión sobre el manejo de la disciplina y el enfoque
general de la misma; es decir sobre la manera en que se entiende la disciplina
escolar, las creencias que tienen los directivos, profesores y padres de
familia, respecto a lo que debe ser un aula "disciplinada", así como
los supuestos sobre lo que es correcto o incorrecto y lo que debe o no
permitirse en las relaciones entre estudiantes, profesores, directivos,
administrativos y personal de apoyo.
Por
otro lado está el análisis de la participación en la construcción de la convivencia
escolar, como un proceso dinámico en el cual los actores fundamentales son los
y las estudiantes así como el cuerpo docente y autoridades que representan a la
escuela. En ésta relación la escuela cumple un papel fundamental, en el proceso
de transición de la adolescencia hacia la adultez.
…
las prácticas educativas en que participan los adolescentes, dentro y fuera de
la escuela, juegan un papel esencial en el desarrollo de éstos e inciden de
manera decisiva en la actualización de las potencialidades que se abren a lo
largo de la transición adolescente. En efecto las prácticas educativas no son
sino formas particulares de interacción diseñadas precisamente para facilitar a
quienes participan en ellas el acceso a un amplio conjunto de capacidades
necesarias para su desarrollo personal. (Martí
& Ornubia , 2005, p.21)
El
educador es otro factor fundamental y como formador debe conocer las
características psicológicas, el entorno social, cultural, económico, asi como sus
preocupaciones, intereses y necesidades; debe poseer conocimientos, recursos
pedagógicos, destrezas y habilidades sociales para establecer una relación que
favorezca el proceso de enseñanza-aprendizaje y fundamentalmente una
orientación liberadora, critica, transformadora, que facilite la construcción
de herramientas emocionales que le permitan al o la joven tomar decisiones
adecuadas, razonadas y siempre en beneficio de sí mismo.
La
intención de este proyecto de investigación desde su inicio fue, el construir
una propuesta metodológica que permita orientar la implementación de
iniciativas o micro proyectos, enfocados a la construcción de un ambiente de
convivencia pacífico e integrador.